Impedimento de Contacto: Qué Es y Sus Consecuencias Legales

Desgraciadamente, algunos padres divorciados o separados no consiguen tener contacto con sus hijos. A menudo, los progenitores con la custodia (sin ninguna causa) impiden que el otro padre sin la custodia vean a sus hijos durante un dia, meses y, a veces, años.

Muchos padres sin custodia aceptan este comportamiento, pero lo que no saben es que tienen opciones para remediar este tipo de situaciones.

El impedimento de contacto se refiere a la situación en la que uno de los progenitores, generalmente el que tiene la custodia del menor, restringe o impide injustificadamente el acceso del otro progenitor a su hijo. Este es un tema crítico en el Derecho de Familia en Argentina y está regulado tanto por el Código Civil y Comercial como por la Ley 24.270, que establece sanciones penales para quien obstaculice el vínculo entre el progenitor no conviviente y el niño.

En este artículo, veremos en detalle qué implica el impedimento de contacto, cuáles son las consecuencias legales para quien lo ejerce, y qué opciones legales tienen los progenitores afectados para restablecer sus derechos de contacto con sus hijos.

¿Qué es el Impedimento de Contacto?

El impedimento de contacto ocurre cuando uno de los padres obstaculiza o directamente prohíbe que el otro padre tenga contacto con el hijo, a pesar de que el régimen de visitas esté establecido judicialmente o acordado entre las partes. En algunos casos, la madre o el padre que tiene la custodia intenta justificar esta prohibición alegando diversas razones, pero si estas no están respaldadas por una resolución judicial o si no existe una amenaza real al bienestar del niño, puede considerarse un acto ilegal.

Tipos de Impedimento de Contacto

El impedimento de contacto puede presentarse de varias formas:

Impedimento Directo

El impedimento directo es quizás la forma más evidente de obstrucción del contacto entre un progenitor y su hijo. Este ocurre cuando uno de los progenitores niega explícitamente el acceso al niño, incumpliendo el régimen de visitas previamente acordado o dictado por el tribunal. En muchos casos, este tipo de impedimento se manifiesta cuando el progenitor que tiene la custodia o que convive con el niño se niega a cumplir con el régimen de visitas establecido, y puede ser el resultado de conflictos no resueltos entre los padres, sentimientos de resentimiento, o simplemente un intento de castigar al otro progenitor a través del niño.

Ejemplos de Impedimento Directo

  • Negativa expresa: El progenitor que tiene la custodia niega al otro progenitor la posibilidad de ver al niño, sin ofrecer una justificación válida y sin seguir las instrucciones judiciales. Por ejemplo, se rechaza entregar al niño en el horario acordado o en el lugar indicado para las visitas.
  • Modificación arbitraria de las visitas: A veces, el progenitor custodio puede decidir, de manera unilateral, modificar o cancelar las visitas por razones que no están relacionadas con el bienestar del niño. Esto puede incluir excusas como «el niño no quiere ir», «hoy no se siente bien», o «tenemos otros planes». Sin una justificación legítima y comprobable, estas acciones constituyen un impedimento directo.

En Argentina, el impedimento de contacto está penado por la Ley 24.270, que establece sanciones penales por obstruir el vínculo entre el niño y el progenitor no conviviente. Si se demuestra que el progenitor que tiene la custodia está incumpliendo el régimen de visitas sin una razón justificada, el juez puede imponer sanciones que van desde multas económicas hasta penas de prisión de uno a seis meses. Además, el progenitor afectado puede solicitar la modificación del régimen de visitas o incluso el cambio de tenencia, si se demuestra que el progenitor custodio está vulnerando los derechos del niño al privarlo del contacto con su otro progenitor.

El impedimento directo no solo afecta al progenitor privado del contacto, sino también al niño. La privación de contacto con uno de los padres puede generar en el niño sentimientos de abandono, confusión y culpa, ya que no comprende la razón de la falta de contacto. A largo plazo, esta situación puede impactar negativamente en su desarrollo emocional y en su capacidad para establecer relaciones equilibradas en el futuro. Además, el impedimento directo muchas veces refuerza una dinámica de conflicto constante entre los padres, lo que a su vez perjudica al niño al exponerlo a un ambiente de hostilidad y tensiones familiares.

Impedimento Indirecto

El impedimento indirecto es una forma más sutil de obstrucción del contacto, pero igualmente dañina. En este caso, el progenitor no prohíbe directamente el contacto, pero hace que sea difícil o incómodo para el otro progenitor ejercer su derecho de visitas. Este tipo de impedimento puede incluir tácticas como cambiar de último momento el horario de las visitas, crear pretextos para no entregar al niño, o generar conflictos constantes que dificultan el encuentro entre el niño y el progenitor.

Ejemplos de Impedimento Indirecto

  • Excusas repetitivas: El progenitor custodio pone excusas constantes para no cumplir con el régimen de visitas, como afirmar que el niño está enfermo, tiene actividades extracurriculares, o simplemente no quiere ir. Estas excusas, si no son comprobables, pueden considerarse como una forma de obstrucción del contacto.
  • Modificaciones de última hora: Cambiar el lugar o la hora de las visitas sin avisar con antelación suficiente, dificultando así que el otro progenitor pueda cumplir con su derecho de visitas. Esto genera una frustración continua en el progenitor no conviviente, quien siente que se está manipulando la situación a su conveniencia.
  • Fomentar conflictos: En algunos casos, el progenitor custodio puede crear conflictos innecesarios justo antes o durante los intercambios de visitas, generando un ambiente hostil que desanima al otro progenitor o al niño a querer mantener los encuentros.

El impedimento indirecto es más difícil de demostrar legalmente, ya que se basa en acciones que no son explícitas pero que afectan gravemente el régimen de visitas. Sin embargo, los tribunales de familia toman en cuenta la acumulación de este tipo de incidentes. Si el progenitor afectado documenta adecuadamente los casos en los que se han hecho modificaciones arbitrarias o se han utilizado excusas constantes, puede solicitar una revisión judicial del régimen de visitas.

En casos extremos, el juez puede imponer multas o incluso modificar la custodia, si se demuestra que el progenitor custodio está actuando de mala fe para impedir el contacto. Además, los jueces pueden ordenar la intervención de mediadores o trabajadores sociales para garantizar que las visitas se realicen de manera adecuada y sin interferencias.

Aunque el impedimento indirecto no es tan evidente como el directo, puede tener un impacto significativo en el niño. El niño puede percibir el malestar y la tensión entre los padres, lo que genera estrés emocional y afecta su bienestar psicológico. Además, si el contacto con uno de los padres se ve reducido por las constantes modificaciones o excusas, el niño puede desarrollar sentimientos de abandono o sentirse culpable por los conflictos entre los padres.

Alienación Parental

La alienación parental es una forma particularmente dañina de impedimento de contacto. En estos casos, el progenitor custodio manipula emocionalmente al niño para que rechace o evite al otro progenitor. Este tipo de manipulación puede incluir comentarios despectivos, mentiras sobre el otro progenitor, o la creación de una narrativa en la que el progenitor no conviviente es presentado como una figura peligrosa, negligente o indeseable.

Ejemplos de Alienación Parental

  • Descalificaciones constantes: El progenitor custodio habla mal del otro progenitor delante del niño, con comentarios negativos o despectivos sobre su capacidad como padre o madre.
  • Generar miedo o rechazo: Se exageran o inventan situaciones que hacen que el niño desarrolle miedo o rechazo hacia el otro progenitor. Por ejemplo, decirle al niño que el otro progenitor no lo quiere, que es peligroso o que no se preocupa por él.
  • Interferencia en las comunicaciones: El progenitor custodio limita o interfiere en las comunicaciones entre el niño y el otro progenitor, ya sea a través de llamadas telefónicas o mensajes.

La alienación parental puede ser muy difícil de demostrar en un tribunal, pero es considerada una forma de abuso emocional en muchos países, incluida Argentina. Si un juez determina que un progenitor está alienando activamente al niño en contra del otro, puede modificar la custodia o establecer un régimen de visitas supervisadas para garantizar que el niño mantenga una relación saludable con ambos padres.

En algunos casos, los jueces pueden ordenar terapia familiar para intentar restablecer el vínculo entre el niño y el progenitor alienado. Además, el progenitor responsable de la alienación podría enfrentar consecuencias legales, como sanciones económicas o la pérdida de la custodia.

El daño psicológico causado por la alienación parental es profundo. El niño puede desarrollar una visión distorsionada del progenitor alienado, creyendo que es una figura indeseable o peligrosa, lo que afecta la relación a largo plazo. Además, la manipulación emocional puede generar en el niño confusión, culpa y ansiedad, ya que siente que debe elegir entre uno de los progenitores. A largo plazo, la alienación parental puede impactar en la autoestima y en la capacidad del niño para formar relaciones saludables en la vida adulta.

Consecuencias Legales del Impedimento de Contacto

En Argentina, el impedimento de contacto tiene consecuencias legales graves. La Ley 24.270, que trata sobre el impedimento de contacto de los menores con sus padres no convivientes, establece que esta conducta puede ser sancionada con penas de prisión que van desde un mes hasta un año. Además, si el impedimento es reiterado o sostenido en el tiempo, las consecuencias legales pueden agravarse.

1. Sanciones Penales

La Ley 24.270 establece que impedir el contacto de un menor con su progenitor sin justificación legal es un delito. Las penas pueden variar dependiendo de la gravedad de la situación y de si hay reincidencia. Las penas incluyen:

  • Prisión de un mes a un año.
  • Multas y sanciones económicas, especialmente si el progenitor impedido solicita resarcimiento por los gastos legales ocasionados.

Es importante destacar que el objetivo de la ley no es castigar a los padres, sino proteger el derecho del niño a mantener una relación sana con ambos progenitores.

2. Consecuencias en el Régimen de Visitas

Además de las sanciones penales, el impedimento de contacto puede influir en las decisiones del juez con respecto al régimen de visitas y la responsabilidad parental. En algunos casos, un juez podría modificar el régimen de visitas para asegurar que el contacto entre el niño y el progenitor afectado no siga siendo obstruido.

En casos graves, el juez puede considerar un cambio en la tenencia o custodia compartida, asignando al progenitor afectado un mayor tiempo con el hijo para compensar el impedimento.

3. Derechos del Niño

El interés superior del niño es el principio rector en las decisiones judiciales sobre tenencia y visitas. Los tribunales siempre buscan proteger el bienestar del niño y su derecho a mantener una relación equilibrada con ambos padres. En este sentido, el impedimento de contacto no solo afecta los derechos del progenitor, sino que también vulnera los derechos del niño, ya que impide su desarrollo emocional y afectivo al no poder mantener una relación cercana con ambos progenitores.

¿Qué Puede Hacer el Progenitor Afectado?

Si un progenitor se enfrenta a un impedimento de contacto, tiene varias opciones legales a su disposición para restablecer su derecho de visitas y contacto con su hijo:

  1. Presentar una denuncia judicial: El primer paso es solicitar la intervención del juez de familia, quien puede ordenar que se restablezca el régimen de visitas y dictar medidas preventivas para asegurar que el impedimento no se repita.
  2. Solicitar la intervención de un mediador: En algunos casos, la mediación puede ayudar a restablecer un acuerdo entre los progenitores y resolver el conflicto de manera amistosa, antes de recurrir a medidas más estrictas.
  3. Solicitar una evaluación psicológica: Si el impedimento de contacto está relacionado con posibles problemas de alienación parental, es recomendable solicitar una evaluación psicológica para detectar cualquier manipulación emocional o influencia indebida sobre el niño.
  4. Acciones legales: Si el impedimento persiste, el progenitor afectado puede demandar judicialmente al otro por el incumplimiento del régimen de visitas y por violar el derecho del niño a mantener contacto con ambos progenitores

Servicios Psicológicos y Periciales en Casos de Impedimento de Contacto

El impedimento de contacto es una práctica que no solo vulnera los derechos del progenitor afectado, sino también los derechos del niño a mantener una relación con ambos padres. La legislación argentina es clara al respecto: ningún progenitor puede obstruir o negar el contacto del otro con el hijo sin una razón legítima respaldada judicialmente.

En estos casos, el principio rector es el interés superior del niño, por lo que las medidas que se adopten deben garantizar su bienestar emocional y psicológico. Los padres que enfrenten este tipo de situaciones deben buscar asesoría legal y actuar rápidamente para asegurar que sus derechos, y los de sus hijos, sean respetados.

Si te enfrentas a un caso de impedimento de contacto y necesitas una evaluación psicológica que demuestre la importancia del contacto regular entre tú y tu hijo, contáctanos. Como psicólogos forenses, brindamos servicios de evaluación pericial para apoyar tu caso en el marco de una disputa familiar, asegurando que el bienestar emocional del niño sea el eje central de cualquier decisión judicial.

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